18 enero 2007

Violencia, gilipolleces y juegos de vídeo

En España casi nadie sabe quién es Jack Thompson, ni siquiera de oídas, porque no sale en la tele. Y si no sale en la tele, ¡es que no existe, HOYGAN!. Pero por desgracia, en los Estados Unidos de Norteamérica, nadie está a salvo de su sus fechorías.

¿PERO QUIÉN COJONES ES JACK THOMPSON? ¡No sale en la Wikipedia en español!

J.T. (Jota Té queda mucho más jovial que Jack Thompson), es lo que en los E.U.A. se denomina un attorney, que es algo así como un abogado pero de nivel Élite Calavera. En lenguaje no-friki sería un abogado que en vez de dedicarse a ser contratado para defender los intereses legales de un sujeto, se dedica a meter cizaña por el país para conseguir sentencias judiciales favorables a sus ideas políticas, crear jurisprudencia, y como allí lo que dicen los jueces acaba siendo ley... tenemos la censura legalizada. ¡Qué gran país!


Resulta que el tío es un fundamentalista cristiano de esos que ladran su rencor por las esquinas (¿habéis visto cuántas frases aprovechables nos dejó Aznar? ojalá se pudiera decir lo mismo de sus políticas...).
Bueno, pues en su país, J.T. es moderadamente famoso (algo más que el alcalde de Miami y algo menos que Oprah Winfrey) por perseguir a todo aquello que considera inmoral, desde programas de radio, pasando por las letras de raperos hasta la violencia en videojuegos, hecho por el que es objeto de la ira de los geeks yankis (siempre expresada con emoticonos, claro).

Lo que más enemigos le ha creado últimamente es su enfrentamiento, casi como algo personal con juegos como Grand Theft Auto, que aspira a prohibir, y en un país como el suyo, es como para tenerle miedo...

Luego los que pagamos las consecuencias somos todos los jugadores. Dado que una buena parte de las editoras de videojuegos son norteamericanas, los efectos se deja notar aquí. Y es que el mensaje alarmista acerca de los videojuegos violentos cala muy bien entre la gente que no ha tocado una videoconsola en su vida, especialmente neoconservadores que no tienen ningún problema en defender el uso personal de armas de fuego como propuesta para la mejora de la seguridad. Si, según ellos, el derecho a llevar instrumentos diseñados con el único objetivo de crear heridas letales no es un problema. El problema es que las armas aparezcan en los videojuegos.

Llevo utilizando videojuegos desde hace más de 15 años y soy una persona pacífica. Condeno la violencia (en el mundo real), y conduzco con precaución. Y sin embargo, algunos de mis juegos favoritos son el Carmageddon o el Unreal Tournament, donde la violencia está en el centro de la acción. ¿Cuál es el problema pues?

El problema está en darle armas a un enfermo mental. Una persona con una mente sana es capaz de distinguir perfectamente entre realidad y ficción. Un padre responsable no comprará un videojuego con una calificación para adultos a un menor, y un país civilizado no permite que cualquier ciudadano vaya armado.
Una noticia de una muerte causada por un joven aficionado a los videojuegos violentos vende más que las más de 10.000 muertes anuales por arma de fuego en los Estados Unidos. Pero J.T. no protesta por eso...

Un saludo!

2 comentarios:

Gorka dijo...

Yo fui un incondicional del Unreal Tournament y del Carmaggedon, pero también del Monkey Island y del PES6, que en todo hay que tener equilibrio...

Lo que pasa es que según esta gente, cuando alguien pega un tiro y dice que lo ha hecho por seguir un videojuego, un libro, un juego de rol, una letra satánica de un cantante, etc... no se fijan en el eslabón que habría que eliminar: el arma.

En fin... progre peligroso que eres, que lo sepas...

Salu2!

Tío Rubo dijo...

Yo progre? No, hombre, yo estoy más a la izquierda aún, y además no tengo una chaqueta con parches en los codos :P