10 enero 2007

Con ojos africanos

No hacía más de dos meses desde que lo había visto por primera vez. Había venido antes a comprar tarjetas de telefonía para llamar a su país y, hoy había decidido aprender un poco sobre la navegación por internet. Seguramente ya sabía algo por parte de sus amigos, y no le costó mucho entender la mecánica.

Al igual que la mayoría de sus
paisanos senegaleses, este joven del cual aún desconozco su nombre, tenía casi siempre una sonrisa dibujada en los labios, y hoy no era una excepción. Le llevé a una web que había visto visitar a varias personas antes que él, seneweb, y sin necesitar más mi ayuda, al poco tiempo estaba viendo vídeos.

Estoy acostumbrado a ver muchas cosas en el ciber, y lo digo sin ningún ánimo de exagerar. Después de casi 6 años en este tipo de negocio, uno acaba viendo casi de todo. Casi. Hoy algo me sorprendió.

El chico accedió a un reportaje fotográfico sobre la emigración desde su país al nuestro, y alguna de las fotos era realmente dura, mostrando cadáveres flotando en el agua, o sobre la arena de un
a playa. Él me miró, ya sin su sonrisa habitual, y no necesitó decirme más. No creo ni siquiera que hubiese sido capaz de decírmelo. Su cara no mostraba tristeza, sino más bien resignación, y puede que también alivio. Sabía que podría haber sido él quien apareciese en la foto.

Pocas cosas me han impactado tanto. No fue solamente el hecho de verle mirando las fotos, sino la naturalidad con la que se marchó una vez agotado el tiempo que había pedido. Una naturalidad que solamente se adquiere cuando ya se ha pasado un periodo de la vida donde no hay nada que perder.

Al principio me sorprendía un poco el comportamiento de los inmigrantes africanos. Ahora me he acostumbrado, y es que a lo bueno es fácil acostumbrarse. Salvo contadas ex
cepciones, agradecen con miradas de sinceridad el servicio prestado, o te dedican una sonrisa. ¡Cuánta humildad nos queda por aprender!

Este señor es Youssou N'Dour,
el cantante de moda en Senegal.


Por eso no entiendo de ideologías basadas en la sumisión.
Por eso siento tanto desprecio por gente como el ex-presidente Aznar.
¿Cuántos españoles recogen las sillas al irse de un local? Me sobraría con los dedos de una mano si contase las veces que no lo hace un magrebí, y gritaría hasta quedarme sin aliento en la cara de los xenófobos.

Aprendamos todo lo que podamos, aprendamos de todos los que podamos. Porque la mejor vacuna contra el fascismo es la cultura.

5 comentarios:

ATT dijo...

Y es que... son tantos los males que se evitarían si nos acostumbrasemos todos a ponernos de vez en cuando en los zapatos de los demás...

Gorka dijo...

Lo malo es que no se da la oportunidad de acostumbrarnos.
Hay quien prefiere no ver, cegarse con un odio irracional y cagarse en todo lo negro, mientras jalea a Roberto Carlos o Diarrá los domingos por la tarde.

Además de la cultura, añadiría yo, el deporte, otra forma de cultura.

Salu2!

Anónimo dijo...

Hola!

He llegado a tu Blog gracias a un chico que suele participar en el nuestro, y la verdad es que me he quedado encantada. Me gusta mucho cómo abordas los distintos temas, y estoy de acuerdo contigo en todos y cada uno de los puntos que tocas en tus posts. Si no te importa, te añadiremos a nuestra lista de Blogs Amigos.

Un saludo y nos leemos!!! :P

Anónimo dijo...

Por cierto, antes olvidé poner nuestro blog, por si quieres entrar y pasar un ratito leyendo nuestros posts.

Un abrazo!

Tío Rubo dijo...

Os echo un ojo, Anna! Gracias, da gusto cuando te dicen cosas así :)