KDE 4.0 - Ya disponible en su repositorio más cercano
Por fin, la espera ha terminado, aunque comienza una nueva cuenta atrás, que nos llevará hasta la versión 4.1 en la segunda mitad de 2008. ¿Qué puedo decir, salvo que esta es una de las cosas por las que me encanta el software libre?
Pues para empezar, recalcaré el significado que tiene esta versión. La importancia de KDE 4.0 es mayor en el fondo que en la forma.
Un usuario cualquiera que se anime a utilizarlo pronto notará diferencias importantes con KDE3 nada más ver el escritorio. Todo tiene un aspecto distinto y unos cuantos clics nos desvelarán que la profundidad de los menús y la cantidad de opciones ha disminuido sustancialmente. Esto es porque Plasma, el programa encargado de hacer funcionar el escritorio y el panel inferior (de momento, sólo uno), está todavía en pañales a pesar de que visualmente su aspecto resulte, a mi juicio, bastante atractivo.
Sin embargo, tal y como sabrán quienes hayan seguido el desarrollo de esta nueva revisión de KDE con más o menos interés, los cambios más importantes están bajo la superficie. Haciendo un símil automovilístico, podríamos decir que lo más impactante se esconde bajo el capó. Desde que los desarrolladores de KDE se pusieron a trabajar en la serie 4 hace cosa de 2 años, la infraestructura que soporta el que para muchos es el mejor entorno de escritorio libre ha sufrido, en el sentido menos doloroso de la palabra, numerosas mejoras que podemos empezar a disfrutar desde hoy mismo.
Sin entrar en detalles técnicos que tal vez acabe tratando en futuros posts (discúlpeme usted el anglicismo), se puede resumir todo esto en una mayor velocidad y responsividad (toma palabro), capacidad para mostrar unos gráficos más atractivos, un sistema unificado para la reproducción multimedia y otro para la interacción con el hardware, todo esto sin contar los innumerables cambios y mejoras en las aplicaciones que provienen de la serie 3 y la camada de nuevas aplicaciones que introduce KDE4.
Sin embargo, hay un detalle que no debemos olvidar, y es que KDE 4.0 tiene un objetivo principal dentro del ciclo vital de KDE4: Poner la primera piedra. Esto implica por una parte que esta versión será la menos pulida de las que veremos a lo largo del tiempo que KDE4 pase con nosotros, pero su peso es fundamental dado que proporciona una plataforma donde los programadores pueden comenzar a crear aplicaciones para un entorno de escritorio con usuarios reales, que son los que acaban determinando el éxito o fracaso de cada programa.
Por tanto, 4.0 no es una versión recomendable para todo tipo de usuarios. Tal como sus desarrolladores se han encargado de repetirnos en sus blogs (aunque parece habérseles olvidado en la página del anuncio oficial), 4.0 es una versión recomendable solamente para programadores, curiosos y demás frikis en general. Todavía faltan piezas por incorporar a este gran puzzle y seguramente 4.1 sea una versión más realista para quien se plantee sustituir su KDE 3 por el nuevo y flamante KDE 4. Yo, de momento, tengo instaladas dos versiones de KDE: 3.5.8 para uso cotidiano y 4.0 para experimentar y, si acaso, reportar bugs.
En fin, que para terminar, parafraseo a Neil Armstrong: "Este es un pequeño paso para el software libre, pero un gran salto para la comunidad". Y me quedo tan ancho.
Seguiremos atentos. Un saludo.
Pues para empezar, recalcaré el significado que tiene esta versión. La importancia de KDE 4.0 es mayor en el fondo que en la forma.
Un usuario cualquiera que se anime a utilizarlo pronto notará diferencias importantes con KDE3 nada más ver el escritorio. Todo tiene un aspecto distinto y unos cuantos clics nos desvelarán que la profundidad de los menús y la cantidad de opciones ha disminuido sustancialmente. Esto es porque Plasma, el programa encargado de hacer funcionar el escritorio y el panel inferior (de momento, sólo uno), está todavía en pañales a pesar de que visualmente su aspecto resulte, a mi juicio, bastante atractivo.
Sin embargo, tal y como sabrán quienes hayan seguido el desarrollo de esta nueva revisión de KDE con más o menos interés, los cambios más importantes están bajo la superficie. Haciendo un símil automovilístico, podríamos decir que lo más impactante se esconde bajo el capó. Desde que los desarrolladores de KDE se pusieron a trabajar en la serie 4 hace cosa de 2 años, la infraestructura que soporta el que para muchos es el mejor entorno de escritorio libre ha sufrido, en el sentido menos doloroso de la palabra, numerosas mejoras que podemos empezar a disfrutar desde hoy mismo.
Sin entrar en detalles técnicos que tal vez acabe tratando en futuros posts (discúlpeme usted el anglicismo), se puede resumir todo esto en una mayor velocidad y responsividad (toma palabro), capacidad para mostrar unos gráficos más atractivos, un sistema unificado para la reproducción multimedia y otro para la interacción con el hardware, todo esto sin contar los innumerables cambios y mejoras en las aplicaciones que provienen de la serie 3 y la camada de nuevas aplicaciones que introduce KDE4.
Sin embargo, hay un detalle que no debemos olvidar, y es que KDE 4.0 tiene un objetivo principal dentro del ciclo vital de KDE4: Poner la primera piedra. Esto implica por una parte que esta versión será la menos pulida de las que veremos a lo largo del tiempo que KDE4 pase con nosotros, pero su peso es fundamental dado que proporciona una plataforma donde los programadores pueden comenzar a crear aplicaciones para un entorno de escritorio con usuarios reales, que son los que acaban determinando el éxito o fracaso de cada programa.
Por tanto, 4.0 no es una versión recomendable para todo tipo de usuarios. Tal como sus desarrolladores se han encargado de repetirnos en sus blogs (aunque parece habérseles olvidado en la página del anuncio oficial), 4.0 es una versión recomendable solamente para programadores, curiosos y demás frikis en general. Todavía faltan piezas por incorporar a este gran puzzle y seguramente 4.1 sea una versión más realista para quien se plantee sustituir su KDE 3 por el nuevo y flamante KDE 4. Yo, de momento, tengo instaladas dos versiones de KDE: 3.5.8 para uso cotidiano y 4.0 para experimentar y, si acaso, reportar bugs.
En fin, que para terminar, parafraseo a Neil Armstrong: "Este es un pequeño paso para el software libre, pero un gran salto para la comunidad". Y me quedo tan ancho.
Seguiremos atentos. Un saludo.
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