23 julio 2006

Experiencias en libertad

Recuerdo cómo fue mi primer contacto con GNU/Linux. Fue un cd con la versión 3.1 del Knoppix que todavía conservo. Hasta entonces yo sabía más bien poco del sistema y casi todo de oidas: "Dicen que Linux es rapidísimo", "No tiene virus", "Es feo y difícil de usar" [...] Cuando me dijeron que con aquel CD que tenía en las manos podía arrancar un sistema operativo completo en un ordenador sin usar ni siquiera el disco duro para archivos temporales, miré con cara de incredulidad al que me hablaba. Quería comprobar si aquello podía ser cierto, y corrí con un amigo a su casa para probarlo en su Athlon 1200 con 256 MB de RAM, y tras configurar la BIOS para arrancar desde el CD, pudimos ver una pantalla bastante tosca en la que se nos pedían opciones de instalación. Pulsamos ENTER y un pingüino apareció en la esquina superior izquierda de la pantalla mientras iban apareciendo líneas de texto de distintos colores hablando de la detección de hardware, y de algunas cosas que no entendíamos.
En cosa de 2 minutos estábamos viendo el escritorio KDE 3.0. No me pareció gran cosa en un principio. Había iconos en el escritorio, una barra de tareas hasta cierto punto organizada como la de Windows... No me sentí perdido. Las cosas estaban bastante bien organizadas, todo me resultaba sorprendentemente intuitivo, a pesar de lo que había oido hasta entonces.
Descubrí nuevos programas como Konqueror, Xmms, Konsole... Me extrañó que muchos se comportaban extrañamente bien a pesar de que todo iba cargado desde el CD y que corría sobre tan solo 256 megabytes de RAM.
A partir de ese momento lo deseé. Y me informé de cómo instalar el Knoppix.
Un buen día lo llevé a cabo y tras observar una pantalla en modo texto con una tosca barra de progreso por fin vi mi escritorio de Debian. Pero ni todo era como el Knoppix ni instalar cosas era como en Windows. Me quedaba mucho por desaprender.

Fue entonces y sólo entonces cuando busqué ayuda en alguien que tuviese experiencia, y un usuario de Slackware que yo conocía del IRC me guió en los primeros pasos. Y me recomendó para empezar cambiar de distribución. Debian, desde luego, no era lo más recomendable para un novato, y menos viniendo del paraiso de la ignorancia que representa el sistema de Microsoft.
Allí pues que me fui en busca de otra distribución, y buceando en el eMule encontré la SUSE Linux 9.0 (por aquel entonces todavía no había sido apadrinada por Novell, y no era de libre descarga, al menos que yo sepa), y una vez tuve descargadas y quemadas las 5 imágenes ISO, me lancé a instalarlo.
Aquello fue otra cosa. Nada que ver con la tosquedad del Knoppix instalando Debian. Lo que más me gusta de instalar una SUSE es que tanto un completo novato como un geek rematado se sienten a gusto. Tú decides hasta dónde quieres profundizar en la configuración del sistema.

Ya tenía mi primera SUSE instalada. ¿Y qué? pues en principio, y a la vista, como la Debian. La mayor diferencia estaba en el interior. Y se llama YaST.
Con YaST era muy fácil configurar el hardware, en algunos casos más que con Windows. Con YaST configuré el sistema para compartir archivos en una red de Windows, instalé la impresora, y muchas cosas más, sin esfuerzo, y en general, de una forma intuitiva. Lo bueno es que no tenía esa sensación de estar siendo insultado como cuando veo un asistente de Windows. Y es que tras cada cuadro de diálogo de Windows, yo veía otro que ponía "Usted es idiota, por eso tiene que seguir todos los pasos que un perfecto imbécil necesita".
Con esto me refiero a que para mi era más fácil configurar una red en Windows 98 que en Windows XP. Hay que dar menos pasos.

Volviendo al SUSE, mi problema llegó a la hora de instalar software.
1º - Yo no sabía los nombres de los programas que debían sustituir a los que usaba en Windows
2º - A pesar de que ya sabía que SUSE utiliza los paquetes rpm, cuando buscaba RPMs, me costaba encontrar uno que funcionase. Muchos eran para otras distribuciones, o para otra versión del SUSE, o no podía instalarlos por problemas de dependencias.
3º - Otros programas los encontraba en código fuente, pero yo, sabiéndome ignorante en el mundo de la programación, prefería evitarlos por asumir que sólo un programador podía conseguir algo con ellos.

En todos los casos mi herencia (lastre) windowsera jugó en mi contra. Yo era un power-usuario de Windows. Sabía hacer todo lo que necesitaba, lo que necesitaban mis amigos y conocidos, y mucho más. Pero eso acaba creando hábitos peligrosos de los que cuesta desprenderse.

Por ejemplo: Para los dos primeros casos, la solución era algo mucho más sencillo que cualquier solución windowsera. La palabra mágica es "Repositorios".
Tardé mucho más en conocerla que en disfrutarla. Hasta entonces estuve vagando durante mucho, mucho tiempo entre páginas de búsqueda de paquetes (suena como muy gay pero no os encendáis, que yo no voy por ahí :-P), teniendo cierto éxito para instalar algunas cosas, pero me costó muchas decepciones y sudor.
Una vez conocí a Don Repositorio, (casi) toda esa porquería pasó a formar parte del pasado.
1º - Añadir repositorios
2º - Ir a tu administrador de paquetes (¿¿más argumentos para una peli porno gay??)
3º - Buscar, bien sea por el nombre del programa, o por su descripción. Casi con toda seguridad tendrás varias opciones según tu gusto.
4º - Seleccionar e instalar. Si hay dependencias, normalmente se resuelven con paquetes que hay en el mismo repositorio.

Esta es una de las razones por las que no puedo volver a Windows. Me dan arcadas si no puedo usar algo así.
Vale, lo de los repositorios está muy bien, pero ¿qué pasa cuando lo que busco no está en los repositorios? Pues tenemos alguna opción más.

A) Klik
B) Código fuente

Klik es muy fácil. Poner a funcionar Klik es tan sencillo como copiar una línea de texto, pegarla en la consola y dejar ke el script ke se descarga te instale lo necesario. Una vez hecho, suele bastar con saber el nombre del programa que quieres.
Exempligratia:
Quiero usar el aMule.

1º - Pulso alt+F2 para abrir la ventana de ejecutar un comando (en KDE)
2º - Escribo klik://amule
3º - Pulso Enter

Lo que viene a continuación será algún cuadro de diálogo con información sobre lo que se va a descargar en el que tendremos pulsar aceptar y poco más.
Se nos descargará al escritorio un archivo .cmg que contiene lo neesario para ejecutar el programa. PUNTO. No hay necesidad de instalar el programa. Sólo abrir el archivo. Si ya no quiero el programa, borro el archivo. Hazlo en Windows.

Pero para mi el Klik es la última solución. Antes de eso suelo elegir el camino del código fuente. Normalmente (normalmente significa a menudo, no siempre) poner a funcionar un programa que recibimos en código fuente no es complicado.
Suele traer scripts de configuración, y archivos README, entre otras ayudas.
Lo más común es resolver la papeleta con

./configure
make
make install
Aunque no sería la primera vez que tengo que resolver dependencias a mano, instalando librerías desde repositorios, o bien teniendo que bajarme el código fuente de alguna librería y compilarla yo mismo. Lo mejor de todo: La sensación tan gratificante que tienes cuando todo sale bien.
No voy a recomendar el método del código fuente a nadie que no tenga la informática como hobby, porque se va a frustrar, pero los geeks no somos reacios a investigar dentro de los scripts y aprender por nuestra propia iniciativa.

Dejando eso atrás, debo decir que he probado más distros dentro del mundo de GNU/Linux. He probado Mandrake (ahora Mandriva) y me bajé una gentoo, pero pronto la etiqueté con un escueto "solo pa freaks". Me siento a gusto con SUSE, habiendo empezado con la 9.0, luego usé la 9.3, la 10.0 y ahora la 10.1. Quitando el bug que trae de fábrica el administrador de paquetes de la 10.1, debo decir que cada edición va a mejor y ya sólo uso el Windows como consola de videojuegos. Darle cualquier otro uso teniendo un GNU/Linux en la misma máquina me parece una estupidez. Y cada vez puedo jugar más y mejor en mi GNU. No es que el sistema no valga para jugar, es que el dinero de Microsoft pesa mucho.

Siento haberme extendido tanto para un tema que no es de candente actualidad, pero espero que a pesar de que mi blog no es de audiencia masiva, los pocos que lo lean, se atrevan a probar lo que para mi supuso una liberación.

Un saludo, frikerío.

.Tío Rubo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, soy amigo de Rubo, y tio, tengo que decirte un par de cosas:

A pesar de que no estoy a favor de windows, lo monomaniaco q eres me impulsa a defender un poco este torpe sistema.

1º Es un sistema pensado para que lo puedan usar nuevos usuarios, es decir, aquellos que no tengan ni idea de a donde van los cd´s cuando los traga el ordenador; por eso a ti te parece que te trata de idiota.

2º Linux no es perfecto, y para un novato tampoco es recomendable.

3º Yo creo que trabajar en windows ayuda a curtirse y a apreciar otros sistemas mejores como el q describes en este post.

Y finalmente: DEJA YA DE HECHARLE LA CULPA A WINDOWS DE TODO LO QUE FALLA EN EL ORDENADOR.

Anónimo dijo...
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