14 julio 2007

[mode Troll="true"]Gilipollas

No es la primera vez que hablo aquí de Linus Torvalds, un hombre que si cuyo falo fuese la milésima parte de grande que su ego podría ser la superestrella definitiva que mandaría al paro a las grandes figuras del porno.


Tampoco es la primera vez que hablo de la recién finalizada GPLv3. A partir de este punto, el lector más o menos enterado o que conozca un poco este blog sabrá por dónde van los tiros. Y efectivamente: Linus ha vuelto a abrir la boca. Y para mal, como casi siempre.

Por supuesto, el señor Torvalds (a.k.a. Dios, en el templo de la ignorancia), tiene derecho a expresar lo que considere oportuno acerca de la nueva licencia. Lo que ya no me parece tan correcto es recurrir a la falacia para ello, como un politicucho cualquiera del parlamento español.

Resulta que me entero a través de The Inquirer de que Linus acusa de hipocresía a la gente dentro de la Free Software Foundation y los compara con fanáticos religiosos y estados totalitarios (todo esto sin sonrojarse).

Recado de Torvalds a los desarrolladores de software que adoptan la GPLv3 "en el nombre de la libertad, al mismo tiempo que intentan argumentar que yo no tengo la 'libertad' de escoger mi propia opción", son "hipócritas".

Como con anterioridad ya le dediqué algún cariñoso adjetivo al que fue el primer desarrollador del kernel que usamos la mayoría de los usuarios de software libre, me limitaré a recordar que la GPLv2 sigue plenamente vigente para cualquier programador que desee aplicarla a sus proyectos. De la misma forma que Torvalds desea que su kernel siga utilizando dicha licencia, importantes proyectos como Samba han decidido ya migrar su código a la nueva licencia, evitando así que las grandes compañías lo vuelvan efectivamente privativo utilizando patentes o métodos de DRM.

Yo recomendaría a Torvalds que si tanto le gusta la "libertad" de dejar a la gente pueda hacer lo que le salga del rabo con su código limitando a posteriori la libertad de los usuarios, liberase el código de Linux bajo la licencia de BSD, de manera que Microsoft y demás empresas pudieran apoderarse de él, hacer modificaciones y tener la "libertad" de hacer software privativo con él. ¿no?

Al final ¿quién es el hipócrita, pedazo de !$%&!!? [/mode]

1 comentario:

Anónimo dijo...

No, hombre, no es que Linus tenga mucho ego. Es que cada vez que él tiene ganas de marcha y a su señora le duele la cabeza tiene que pagarlo con alguien.
[ironic mode off]

A menudo pienso que desde un principio debería haberse integrado a Linux dentro del proyecto GNU. De esa forma el 'dictador malevolente' no se habría llevado tantísimo mérito y fama (poco merecidos, en mi opinión) y no daría tanto la brasa.

Entre Linus, Miguel y algún otro... estamos apañados.