05 marzo 2007

Desidia, amnesia y etarras alopécicos

Siento mucho este paréntesis de una semana que me he tomado. Los pocos pero escogidos que se suelen pasar por aquí lo habrán notado.

Llevo unos días con una falta de inspiración que hacía tiempo que no conocía, víctima de una desidia casi sin límites. He cumplido ya un año en mi actual puesto de trabajo y soy presa de la apatía. Cada vez más me siento aburrido, asqueado de un trabajo de cara al público en el que día tras día tengo que soportar las mismas estupideces de gente que no tiene el más mínimo interés en aprender o comprender. Seguramente es el momento de volver a repartir curriculums. Me cortaré el pelo, pondré mi mejor cara de niño bueno y responsable y me lanzaré por la ciudad a suplicar un empleo donde no me sienta explotado e infravalorado.

Últimamente se habla mucho de las generaciones de currantes que actualmente soportamos la precariedad laboral, materializada en insiportables horarios y peores sueldos. "Mileuristas" nos llaman. Ja, ja. Ojalá ganase mil euros, y como yo, en este país hay miles y miles de casos tan malos y peores que el mío, y eso que yo trabajo 48 horas a la semana por 630 míseros euros.

Sí: Haciendo la cuenta, mis 8 horas diarias de trabajo salen a poco más de 2€ cada una. Y sí, estamos en Europa, somos la ¿octava? potencia del mundo y el país que más crece en la zona €uro. Nuestros políticos se vanaglorian de un sistema en el que trabajamos explotados para construir un país lleno de riqueza, solo que mal repartida. ¿Acaso debemos servir a la madre patria como en la Rusia soviética? ¿Debemos imitar el modelo chino de chorrocientas horas semanales con tal de disparar los índices que, como borregos veremos en los telediarios?

En un país en el que la gente no trata de informarse, verificar la información que recibe, realizar contrastes entre distintos medios o analizar simple y llanamente si lo que se lanza sin el mínimo decoro hacia sus ojos no es una falacia, las encuestas del C.I.S. o de cualquier consultora independiente dan buena cuenta de la manipulabilidad de la sociedad.

De un mes a otro y movida por noticias puntuales, las preocupaciones de la mayoría de los españoles se balancean bruscamente. Lo que ayer podía ser preocupación por la vivienda, puede convertirse de un día para otro en preocupación por el terrorismo. Solamente hace falta una noticia no demasiado importante, una oposición con ganas de ocupar el poder a toda costa y unos periodistas dispuestos a seguirles el juego de la crispación y asegurar que la sangre llegue al río.

4º principio propagandístico de Pepe Goebbels.
Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

No sé si se trata de alguna clase de experimento sociológico. Lo que sí está claro es que Rajoy se juega mucho con esta táctica de agarrarse a cada clavo ardiendo que aparece ante él. Y cierto es que una visita de una tarde a una hemeroteca podría desbaratar todos sus argumentos.

Y para muestra, un botón: Este es el hombre que dice que todos los españoles son iguales. Mariano tiembla cada vez que alguien abre un periódico viejo...

Ahora ocurre que lo que ellos desempolvan son sus banderas decoradas con pollo asado para demostrarnos que están ahí, y que no les mola que se apliquen medidas de gracia al desgraciao de De Juana Chaos. Como los peces de un acuario, su memoria no dura más de unos segundos. A los etarras hay que sacarlos de la cárcel cuando todavía están fuertecitos, como a Iñaki Bilbao ¿O no se acuerda de eso el ex-ministro de Aznar?

Mirad al pobre Iñaki Bilbao. Tan debilucho estaba
que cuando lo volvieron a detener no podía ni levantar
una pistola de verdad para amenazar al juez...

No tengo ganas de hablar más de Iñaki De Juana. Mi opinión sobre este sujeto se puede comprobar en anteriores posts, y ahí se quedará. Al igual que mi crítica a todos los que estos días salen a la calle intentando hacernos creer que el Gobierno ha sacado de la cárcel a un tío que cumplía condena por 25 asesinatos.

6º principio propagandístico de Pepe Goebbels:
Principio de orquestación. "La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas". De aquí viene también la famosa frase: "Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad".
En fin. Me quedo intentando soportar una de las consecuencias del trabajo basura: en mi caso, un dolor de espalda. Y veremos cómo sigue mi aventura laboral, con todo el suspense que a esto se le presupone.

Saludos. Espero librarme de las ganas de nada.

1 comentario:

Gorka dijo...

Te hemos echado de menos, pero tampoco he podido pasarme demasiado estos últimos días, así que ni tan mal.

Ánimo con lo del curro, verdadero protagonista del post, por mucho que intentes envolverlo en un tema de actualidad y polémica.

Salu2!